miércoles, 30 de marzo de 2011

MITOLOGÍA GERMANA II

MITOLOGIA GERMANA II

Hoy os presento la segunda parte del artículo que en un principio formaba un todo en la revista Imaginarios. Es en realidad un índice, una especie de resumen de lo que va a venir después, ampliado y corregido, para dar forma a lo que me gustaría que fuese una obra de consulta ligera y amena, pero completa, sobre mitología. La he creado para todos aquellos que se sienten atraídos, no solo por las antiguas creencias de pueblos ya desaparecidos, sino para todos los amantes de un reino mucho  más amplio, el mundo de la FANTASÍA. Y lo pongo así con mayúsculas, porque es el tratamiento que se merece en mi opinión y en mi corazón.

Poco a poco, porque ahora tengo muy poco tiempo, y voy un poco agobiada, iré colocando a vuestra disposición todos los textos que van a dar forma, van a vestir el esqueleto de este pequeño guión.

La idea es escribir un artículo, que tendrá la extensión que requiera, por cada uno de los dioses, contando sus andanzas, y también a todos aquellos aspectos que nos despierten al curiosidad sobre estas historias maravillosas.

Continuando con la estructura del artículo original, hoy revisaremos por encima el fresno Ygdrassil y la creación de los dioses y las otras razas.

Del fresno Ygdrassil
En el mismo campo de Idi, centro de toda la tierra y del corazón de Ymir, surge el fresno Ygdrassil, simbolizando y al mismo tiempo constituyendo el universo. Su cima toca el cielo y sus ramas abarcan los nueve mundos. Tiene tres raíces, y  cada una se hunde en una fuente situada  en un país:

La primera  en  Asgaard, morada de los dioses. Otra en el país de los gigantes de la escarcha, el  Jotunheim. La tercera está en el Niflheim, el país de la niebla, donde habita Nigdhog, y donde se halla el Helheim, la zona más oscura y tenebrosa, donde la diosa Hela reina sobre los muertos.

Estas tres raíces circundadas por una serpiente es lo que nos encontramos representado en el Trisquel, tomado muchas veces por celta, pero de un origen claramente germano.

Desde el momento en que el fresno brota, un águila devora su follaje, su tronco se pudre, y la serpiente Niddhog le roe las raíces. Un día caerá y vendrá el Ragnarok, el fin de los dioses. En el fresno viven diversos animales cada uno de ellos con su función específica. Y es en ese árbol mágico donde Odín se suspende cabeza abajo para conseguir las runas, la escritura mágica. Este alfabeto no solo permite al hombre comunicarse por escrito, si no que es el lenguaje que utiliza el wiccen (el practicante de la magia Galdor, sacerdote de Odín) para comunicarse con los espíritus y dar a conocer sus recomendaciones.


Teogonía:
En la mitología nórdica se distinguen dos clases de dioses: los Ases o Aesir y los Vanes o Vanir.

Los Vanes:
Siguen teniendo su origen en una incógnita. Muchos autores opinan que son restos de una religión anterior, ya que son divinidades pacíficas, propias de un pueblo  sedentario y primitivo, dedicado a la caza, la agricultura y la recolección. Esta idea la da el hecho de que este grupo de dioses encarna a fuerzas primitivas de la naturaleza, son dioses de la caza, del mundo salvaje, de la fertilidad y de los fenómenos atmosféricos.

Pudiera ser, como opinan muchos autores, que los Vanes  fueran las deidades primitivas de la población que se vio “invadida” por otro pueblo de origen indoeuropeo representado por los Ases. Estos “invasores” vencieron en la guerra de los Ases contra los Vanes y llegaron a un acuerdo de convivencia, firmado por alianzas y matrimonios entre ellos. Fue de esta manera como Njörd, el Van, vino a Asgaard para vivir con su esposa y sus dos hijos, Frey y Freyja, mientras que Hœnir o Vili, el As, el mismísimo hermano de Odín, hizo de Vanaheim su morada. En este intercambio, Feyja se casa con Hodr, el dios ciego.

Los Ases:
Son los descendientes de Buri, el ser surgido del hielo por los lametazos de la vaca Audumla.  Estos dioses encarnan una civilización más avanzada,  ya que Odín bebe el hidromiel de la sabiduría, entrega su ojo  para adquirir conocimiento y cuelga del fresno para adquirir las runas. Pero aparte de esto, se ve en las atribuciones de los dioses unas características menos primigenias, más elaboradas que vienen a confirmar la vertiente más primitiva de los Vanes.

Mención aparte merece Loki, dios enigmático y de origen incierto, puesto que no es uno de los Vanes, pero tampoco forma parte de los Ases. Es un gigante del fuego en realidad, hijo de los gigantes Farbauti  y Laufey, y tiene dos hermanos, Helblindi y Byleistr. En las Eddas es descrito como un farsante embaucador, artero, cruel y caprichoso. Y sus hechos dan lugar a graves desgracias entre los dioses. Entre sus hazañas podemos contar el rapto de la diosa Idunn y sus manzanas, lo que causa el envejecimiento de los dioses, o  la entrega de Freija a un gigante, suerte de la que se libra la diosa por las artimañas del propio Loki y el valor de Thor

Aceptado por Odín entre los Ases por sus buenas palabras, pronto es perseguido al causar la muerte a Balder, dios de la bondad, hijo de Odín. Tras este suceso se le captura y se le ata a tres rocas  hasta la llegada del Rangarok, donde se liberará y luchará contra los dioses.

Loki fue el padre de numerosas criaturas humanas y monstruos de la mitología nórdica. Con Angrboda, la giganta del Jotunheim, tuvo tres hijos, Fenrir, el lobo gigante predestinado a terminar con Odín en el Ragnarok, Jormungand, la serpiente marina y Hela, la diosa del reino de los muertos. Momentáneamente convertido en yegua engendró con Svadilfari, el caballo del gigante que construyó parte de las murallas del Asgard, a Sleipnir, el caballo de ocho patas que obsequiaría a Odín.

Andropogonia

La creación del hombre
Según los antiguos textos, en la Voluspá y posteriormente en la Edda Menor de Sturlusson, se nos narra que Odín  y sus hermanos encuentran en la playa dos troncos de árboles. Estos árboles, ricos en simbolismo y significados son   Askr y Embla, el fresno cósmico y el olmo sagrado. Con ellos  crean la primera pareja de humana. Odín los anima, Vili les dota de inteligencia y Vé les da los sentidos y la forma humana. Y es esta misma pareja la  que, refugiada en el tronco de Yggdrasil durante el gran invierno del Ragnarok, se  nutre del rocío y de sus hojas, y sobrevive a la destrucción del mundo, para volver  a repoblar la nueva tierra que surgiría después.

La creación de las otras razas:
Tanto los enanos como los elfos, sean estos oscuros (svartálfar) o de la luz (ljósálfar), nacen bajo tierra, de la carne del gigante, así como los gusanos nacen de la carne putrefacta. Así nacieron y surgieron, pero por voluntad de los dioses recibieron inteligencia sobrehumana, fuerza y voluntad. Las dos razas son asexuadas, y no se reproducen. Tanto los enanos como svartálfar,  por su origen, gustan de vivir bajo tierra, entre las rocas y en los túmulos. Mientras que los ljósálfar, por su preferencia por Frey, el dios vanir de la naturaleza salvaje, se habituaron a vivir en lo más profundo de los bosques cuando cruzan el Bifrost y se mueven por el Midgard (la tierra media, morada de los humanos). De ellos se dice que son más claros que el sol, y moran en el Alfheim, (morada de los elfos) que es también el palacio de Frey, su dios tutelar.

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