domingo, 19 de junio de 2011

TYR O TIWAZ

La religión escandinava se caracteriza por una dualidad muy similar a otros pueblos indoeuropeos, simbolizada por dos caracteres antitéticos. Esta dualidad encierra el carácter pacífico, moderado y estabilizador de la autoridad superior de un lado  y el aspecto tumultuoso, apasionado, desintegrador incluso, del otro. En esta mitología se representa por la pareja Tiwaz-Wodanaz o Tyr-Wotan   o Tyr- Odín.

El dios Tyr, hijo de los gigantes Hymir y Frilla, representa el lado apacible, ordenado y sacerdotal de la soberanía. Es el dios que reconcilia a los hombres, pero posee a su vez un carácter belicoso ya que es el que concede la victoria en las batallas.

Como hijo de la representación del Océano (Hymir o Aegir) y de la Paz, incorpora en su persona la idea de la batalla racional, de la lucha justa, en contraposición a Wotan señor de la locura de la lucha, del furor desatado, y a Thor, como dios de la fuerza bruta y desmedida.

Él es el que rige el Thing, la asamblea jurídica y política de los pueblos germánicos, y es preciso tener en cuenta que en esta cultura, la batalla no solo es la acción sangrienta, sino un conflicto que se desarrolla sobre bases jurídicas, con lugar y un fecha citada de antemano, y que muchas veces, el duelo judicial podía sustituir a la batalla propiamente dicha.

Los pueblos germanos no combatían como los celtas, de frente, gritando, en bloque y a lo bestia, sino que lo hacían con un orden determinado y siguiendo rituales y códigos de conducta. La batalla en sí misma no era comprendida como una carnicería, sino  un medio de determinar cuál de los dos adversarios defendía la causa más justa.

La decisión del juez supremo, del dios Tyr se manifestaba en la batalla, sin que la victoria dependiera para nada del valor o la pericia militar, sino sobre todo de la justicia de la causa que cada uno pone en la lid. Por eso muchas veces la cuestión se dirimía en combates individuales de los líderes o de los contendientes. Por esto es por lo que, en realidad, Tiwaz o Tyr debe ser considerado como el representante del aspecto jurídico de la soberanía.

La importancia de este dios en el panteón, aunque haya trascendido siempre en un segundo plano, debió ser tal que el plural de Tyr, tivar, se utiliza para designar el genérico de los dioses. Es por ello  por lo que debió ser considerado en su momento como el dios supremo. Y no solo eso, sino que etimológicamente el nombre de Tyr, además de ser el origen común de “Zeus”, como tal es el origen común de la palabra “Dios”.

En la Edda menor de Snorri Sturluson, se refiere a él como el más animosos y atrevido de los ases, del que depende la victoria en las batallas. Es el dios al que debían  invocar los guerreros en el combate,  y cuya runa, TEIWAZ, debían grabar sencilla en sus escudos, y doble en sus espadas. También se decía  que un hombre que se atrevía más que otros y no se echaba atrás, era valiente como Tyr.

Pero Tyr es sabio, añade la Edda, ya que de un hombre sabio se dice que es sabio como Tyr, y su runa triple es la que se graba en el Thing, lugar de reunión de las tribus donde dirimen sus desacuerdos y donde plantean sus tribunales de justicia.

Aunque no son muchas sus apariciones en las eddas y relatos que han trascendido, si que hay uno, en la Edda Menor, en  la que se narra cómo pierde la mano. La historia cuenta cómo para lograr encadenar al lobo Fenrir, que amenaza con devorar el mundo y producir el Rangarok, Odín  lo convence de que las cadenas que pretende ponerle en el cuello  son inocuas. Para demostrárselo, Tyr mete la mano entre sus fauces. Cuando Odín ciñe la cadena Gléipnir y estas se vuelven indestructibles, Fenrir, enfurecido, muerde la mano de Tyr. Así como Odín sacrifica un ojo para conseguir la sabiduría, Tyr sacrifica una mano para garantizar el orden del cosmos. Es quizá el precio que paga el dios garante del orden universal por transgredirlo, por prestarse al engaño. Ni los dioses están libres de pago. Hasta ellos están sujetos a las leyes universales.

Tyr posee una espada mágica, Tyrfing, la espada maldita. Cuando los dioses obligan a los enanos Dvalin y Durin a forjar con el oro sagrado del Rin los distintos objetos mágicos y se los reparten, a Tyr, como dios de la guerra y la batalla, así como de la justicia, le corresponde la espada Tyrfing, Esta espada poseía el poder de cortar como si fuese tela el acero y la roca, y no se oxidaba ni deterioraba jamás. Pero los enanos, enfurecidos contra los dioses por verse obligados a forjar las armas sagradas, maldijeron cada uno de los objetos que forjaron. En concreto, a esta espada le otorgaron el siniestro don de acabar con una vida cada vez que era desenvainada. También acabaría con la vida de su propietario si no se desenvainaba en una lucha justa. Así lo que en principio solo fue una maldición, en las manos del dios de la guerra justa, se convirtió en un don, mientras fuese él quien la esgrimiera. Así armado,  Tyr es uno de los pocos dioses que sobreviven al Ragnarok, según la profecía de la vidente, y el que devolverá la justicia al nuevo mundo que se creará después.
Al igual que Sowellu o Sól, Tyr es uno de los pocos dioses representados en las runas. La suya es Teywaz, la runa que representa la energía masculina y el principio activo dando como resultado el ansia de conquista. Teiwaz es la Runa de la valentía, la dedicación y la confianza absoluta en los propios recursos. Es la representación del guerrero espiritual, aquel que se guía por su código de rectitud y cuyo principal combate es contra si mismo.

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