sábado, 1 de octubre de 2011

LAS PUERTAS DE LA CASA DE LA MUERTE. MALAZ 2


SINOPSIS: En el desierto de Raraku, Sha’ik, la vidente y sus seguidores se preparan para el levantamiento profetizado largo tiempo atrás, “El Torbellino”. Esclavizada en las minas de otataral, Felisin, la más joven de la deshonrada Casa Paran, sueña con la libertad  y jura vengarse, mientras que los Abrasapuentes proscritos, Violín y Kalam conspiran para liberara al mundo de la emperatriz Lassen (aunque la voluntad de los dioses, como siempre, parece ser otra). Y al tiempo, dos antiguos guerreros cargados con un secreto devastador penetran en esta tierra asolada, un comandante del Séptimo Ejército de Malaz, lidera sus agotadas tropas en una última y audaz carrera para salvar las vidas de treinta mil refugiados.

Opinión personal:
Nos encontramos de nuevo en las siete ciudades, pero ahora la trama aun se complica más, se vuelve más frenética, más dividida, con diversos frentes abiertos, cada uno de los cuales comprendería por si mismo una apasionanate novela.

Ahí radica su  tremendo atractivo y la también dificultad que entraña ser capaz de fijar la atención en diversas líneas argumentales, que se van entrecruzando como un complejísimo tapiz, en el que cada uno de los personajes es un hilo de brillante color, de relieve especial, que aparece y desaparece, engullido en unas escenas emocionantes, trepidantes y a veces demenciales que necesitan de una imaginación muy vívida para poderlas abarcar.
Estos personajes, algunos viejos conocidos de la novela anterior, como los Abrasapuentes, el joven Azafrán, o Lástima, y otros,  nuevos y muy intensos, como la joven Felisin, o Duiker, el historiador, nos van desgranando su historia paso a paso. A traves de sus andanzas y de sus penurias, avanzamos por una trama que los trata a todos ellos, vívidos y muy reales, sin miramientos, con crueldad refinada. El autor hace que en cada página nos sobrecojamos con una vision descarnada de lo que es la esclavitud, la guerra, las matanzas y en suma, la barbarie humana, ya que aquí no se escatima nada. Ni sangre, ni suciedad, ni miseria ni dolor, sea este físico, mental o emocional. Como en cualquier guerra, como en cualquier contienda real.
Y como en la vida real, no hay ningún personaje bueno ni malo, sino que todos son tremendamente humanos, hasta los dioses, que interfieren una y otra vez con los mortales.

En esto se basa otro de los grandes atractivos de esta saga épica: en la falta de histrionismos, de exageraciones. Es su gran humanidad lo que hace que frases, sentimientos y pensamientos de los personajes te calen en lo más hondo y te sobrecojan. Esa libre eleccion, esa falta de determinismo, ese albedrío propio de la gente de carne y hueso hace que entendamos lo que cualquier ser humano es capaz de hacer cuando se ve llevado al límite de su cordura.  

Porque en esta segunda parte, todos están abocados a perderla, todos parecen ser conducidos más allá de los limites hacia la locura de la irrealidad, en un mundo en el que las bases de la magia, las sendas por las que transita, se ven alteradas, estremecidas en sus cimientos, y sacuden como un terremoto toda la realidad, haciendo que cualquier proyecto, cualquier plan, se vea sometido al azar de una magia que parece haber perdido el control,  y de unas decisiones tomadas siempre al borde del caos, hasta llevarnos a un  final sorprendente que nos deja en suspenso, esperando el desenlace de aquello que no lo ha tenido, o que habiéndolo tenido no nos deja estar seguros de nada. Porque nada es lo que parece, y si algo no es esta novela , es predecible.

Eso no quiere decir que sea una novela que se devora, que se lee rápido. No. Es una novela para saborearla, para disfrutarla poco a poco, asimilando cada una de sus tramas, porque he de reconocer que muchas veces, la escasa prolijidad de las descripciones, tanto del paisaje como de los personajes, hace que tengamos que tirar mucho de la imaginación, y eso nos obligue a realizar un gran esfuerzo para comprender muchas situaciones, haciendo que algunos tramos parezcan en un principio un poco confusos.

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