lunes, 13 de mayo de 2019

LA TIERRA LLORA, de Peter Cozzens

Para celebrar la quinta edición de este magnífico ensayo editado por Desperta Ferro ediciones,  que fue premio Hislibris 2018 a mejor ensayo, subo aquí la reseña que le hice el año pasado la para web de Hislibris. 

Hacía mucho tiempo que no leía un ensayo que me impresionara tanto y me dejara con un sabor agridulce tan marcado. Cuando me enfrenté a él tenía sentimientos encontrados: por una parte ganas por saber más de una época que siempre me ha fascinado. Desde que de niña era fan absoluta de las películas y de las novelas «del oeste». Zane Grey, James Oliver Cudwoord, Karl May… y también Marcial Lafuente Estefanía llenaban estanterías en mi habitación. Por otra parte, no siempre se tiene humor ni espíritu para contemplar como espectadora un genocidio cruel, sanguinario y concienzudo como fue la conquista, a sangre y fuego, de los territorios de Norteamérica durante la segunda mitad del siglo XIX.
Siempre, a través de novelas y cine, me ha llegado una visión partidista, sesgada y manipulada de toda aquella época, y mi curiosidad por saber realmente lo ocurrido era mayor que el miedo a pasar un rato desagradable leyendo las atrocidades que se cometieron.

Las casi seiscientas páginas recrean treinta años en los que las naciones indias fueron llevadas casi al exterminio. Comienza en 1862, fecha del levantamiento de los dakotas, hasta 1891, cuando los lakotas brulés y los oglalas se rindieron. Me parece un libro imprescindible para quien quiera saber del tema. El de cabecera para los estudiosos de esa época y lugar.

Pero no voy a incidir en lo que se cuenta, en las batallas, tratados rotos, engaños y masacres. Algunas escenas son espeluznantes y otras crispan lo indecible por el grado de estupidez, avaricia y crueldad al que puede llegar nuestra especie. El desgraciado episodio de la Historia de la humanidad que se narra en estas páginas nos pone el punto agrio y doloroso. Pero la forma en que está contado compensa lo que habría sido una lectura ardua y dura. El contenido está muy bien estructurado; los capítulos, bien dosificados, nos proporcionan una visión amplia y detallada de lo ocurrido. Cozzens no solo cuenta lo que sucedió de una forma aséptica, imparcial, lúcida y fidedigna, sino que brinda un fantástico retrato de los seres humanos de uno y otro bando, tanto en conjunto como en particular. Generales, políticos, jefes de tribus y líderes indios son descritos y analizados con detalle, y la forma en la que nos muestra las relaciones entre las diferentes tribus y entre ellas y el hombre blanco nos da una visión, precisa y profunda a la vez, de cómo vivían y cómo morían los habitantes preeuropeos de América del Norte y los cambios que se produjeron con el contacto con las naciones «civilizadas».

Cozzens tiene una forma especial de contarnos las cosas. En primer lugar, consigue acercarnos, introducirnos en toda la red de situaciones, lugares y gentes con rapidez y habilidad. Comienzas a leer y de pronto estás allí, inmersa en tratados, tribus, lugares, que te suenan, que recuerdas haber oído o leído y que de repente, conforme pasas las páginas cada vez más adictivas se han vuelto tan familiares como las calles de tu barrio y las gentes que lo pueblan. Y puede que incluso más.

Aunque he comentado que el texto trata de los años que siguieron a la Guerra de Secesión, en realidad dedica el primer capítulo a dar un rápido repaso a lo acontecido desde la llegada de los europeos hasta el final de la guerra. Con ese primer capítulo ya me tuvo enganchada por completo. A partir de ahí va desgranando con minucioso detalle pactos, tribus, guerreros y batallas. En algunas ocasiones lo cuenta día por día, momento por momento, y ha conseguido, con una agilidad casi periodística, que me sintiera totalmente inmersa en esa historia y en esa tierra. Por sus páginas desfilan, desmitificados, humanos y cercanos, nombres que forman parte de la Historia, y sobre todo, del imaginario colectivo, pero que consiguen quitarse esa pátina de leyenda para mostrarse ante nosotros como es muy posible que fueran. Nombres como Nube Roja, Caballo Loco, Toro Sentado, Custer, Mackenzie, Sherman… se vuelven seres de carne y hueso y nos muestran la guerra con toda su crueldad y su estupidez.

Cozzens tiene una prosa muy ágil y dinámica, muy directa, pero muy cuidada a la par que sencilla. Ya he comentado que los capítulos están muy bien estructurados, lo que hace que la información esté dosificada de tal modo que el daño emocional que temía sentir se diluye en el interés y la claridad con que están expuestos los hechos. Esa asepsia, que deja poco resquicio a la emoción, nos aísla una historia terrible sobre un genocidio brutal. Por su lenguaje, por su forma de contarnos los hechos, y sobre todo por su dinamismo estamos ante un ensayo adictivo, que engancha y que no se hace pesado en absoluto. El autor posee un estilo enérgico, depurado y a la vez muy elegante, lo que hace que la lectura fluya con mucha agilidad. Me planteé leer un capítulo al día y tenía que frenarme para no pegarme el atracón.

Este libro ha sido galardonado con el Gilder Lehrman Prize for Military History como mejor obra de Historia militar publicada en el mundo anglosajón en 2016. Asimismo, fue incluido en el Smithsonian Top History Book of 2016 y se abrió paso en otras importantes listas de mejor libro del año. Hay que agradecer a la editorial Desperta Ferro que nos traiga ensayos como este, imprescindible para el estudioso y el historiador, pero también accesible al simple aficionado a una época, que siente curiosidad por ella y quiere saber más en general o sobre algún hecho concreto. La edición es impecable, de fácil lectura, cuidada. Una estupenda traducción en la que se nota que hay una profunda revisión posterior, cosa muy de agradecer y que, por desgracia, se echa de menos en muchas editoriales últimamente. Los mapas y gráficos y las fotos acompañan muy bien a los textos, aunque se hallen agrupados en cuadernillos, y las notas al final del capítulo favorecen la lectura.

En conclusión, una magnífica obra a un precio más que ajustado.

martes, 7 de mayo de 2019

EL GUERRERO A LA SOMBRA DEL CEREZO, David B. Gil.


Seizô Ikeda, último descendiente de la casa regente de la provincia de Izumo, queda huérfano tras una noche aciaga en la que su familia es asesinada y el castillo de su clan quemado hasta los cimientos. Con apenas nueve años se ve obligado a convertirse en un exiliado en su propia tierra, un prófugo al cuidado de Kenzaburô Arima, último samurái con vida del ejército de su padre. Su huida es, al mismo tiempo, el primer paso en un camino de venganza de consecuencias imprevisibles.

En la otra punta del país, Ekei Inafune, un médico repudiado por aplicar las artes aprendidas entre los bárbaros llegados de Occidente, se ve inmerso en una conspiración que puede acabar con la paz recién instaurada por el nuevo shogún, Ieyasu Tokugawa. Una paz que debe poner fin a más de dos siglos de guerra civil. 

Ambos recorren las cenizas de un Japón apenas pacificado en el que las conspiraciones, la venganza y la ambición de los señores samuráis amenazan con quebrar un frágil equilibrio. Dos vidas que se entrelazan a lo largo del tiempo, hasta confluir en un momento decisivo.
Antes de empezar a comentar la novela en sí queremos hacer hincapié en varios factores importante que hay que resaltar:

Estamos ante una novela inicialmente autoeditada. El autor la escribe, busca quien le corrija y revise el manuscrito, busca portadista y la sube a un portal como Amazón. Y comienza su labor de distribución, como la de cualquier autor autoeditado, con una salvedad: no ha habido spam, cosa que se agradece en grado sumo. El éxito es tal que pronto se sitúa en los primero puestos de su categoría de Amazon y se mantiene durante mucho tiempo.  
No solamente eso, sino que, con gran audacia, el autor la presentó al Certamen de Novela Histórica Hislibris, en varias candidaturas. Al final recibió el premio a Mejor Autor Novel 2015, convenciendo a un jurado habituado a leer novela histórica y bastante exigente.


Poco después, el autor firma con Suma, de PRH y publica una nueva novela, Hijos del dios binario, un thriler futurista muy interesante que muestra la versatilidad del autor. No contentos con eso, la editorial decide reeditar en papel la novela y vuelve a ser un éxito de gran importancia. 


Ahora que está a punto de salir su nueva novela histórica sobre Japón, Ocho millones de dioses, su regreso a ese mundo que tan bien conoce, quiero analizar para los lectores qué es lo que ha llevado a este autor y a su primera novela desde el abismo de los miles de libros autoeditados en Amazón hasta situarse y mantenerse entre las 10 más vendidas de su categoría durante un año y alcanzar el sueño de la inmensa mayoría de ellos: firmar con una gran editorial.

La primera causa creo que es la obra en su conjunto. Estamos ante una novela histórica que nos traslada al mundo medieval japonés, un campo que está en auge. Los jóvenes otakus de hace una década han madurado y siguen fascinados por una cultura, una historia y unas costumbres tan diferentes al mundo occidental. Esa fascinación hace que al crecer el individuo se busque también una lectura más madura, más profunda y que, mucha gente que no se ha sentido atraída por el manga, pero que siente curiosidad por ese país vea en la novela histórica un camino para hacerlo. Por otra parte, es lógico que los antaño otakus que devienen en escritores escriban sobre aquello que les fascina y les entusiasma, sobre aquello que desean conocer y contar. Así nos vamos encontrando novelas y relatos que nos trasladan en alas de la imaginación y la lectura al siempre fascinante mundo de los samuráis.

Pero todo esto no pasaría de una simple anécdota y la novela no habría descollado tanto si no fuera por algo más. Y ese algo más lo encontramos en factores como el argumento y la trama. Este posee todos los ingredientes que han cautivado a los lectores a lo largo de toda la historia de la literatura: el joven heredero despojado, el sirviente instructor abnegado, el maestro, confrontaciones bélicas, acción, aventura, intrigas políticas, amores… pero aquí David va más lejos y nos regala una trama perfectamente urdida en la que no hay ningún cabo suelto y cada personaje tiene una función clave en el devenir de la historia. Complicada y a veces enrevesada, nos va llevando de emoción en emoción hacia un final decisivo, inquietante y muy atractivo que nos hace cerrar la novela con un suspiro de satisfacción.

Respecto a los personajes, David sabe tratarlos con maestría, hacer de ellos personas vívidas y reales, con coherencia y con su propia idiosincrasia, lo que hace que se conviertan  en seres de carne y hueso que trascienden el texto escrito. Todo ello nos lo cuenta con un lenguaje muy depurado, una prosa rica y cuidada, casi poética en ocasiones, un estilo elegante y a la vez sencillo, capaz de llegar a cualquier lector. Esta prosa y este estilo, que ya de por sí evoca el mundo oriental, puede que eche hacia atrás a quien va buscando lecturas fáciles, vocabulario justo y tramas sencillas, pues estamos ante un texto cuidado al detalle, en el que no hay nada apresurado, y hasta las escenas de acción parecen mecerse al compás de una sakura cayendo de su rama.

Esta novela, bien estructurada, con un ritmo pausado y a la vez dinámico, con unas descripciones breves y precisas, pero sumamente evocadoras, es capaz de trasladarnos desde las primeras páginas al Japón feudal. Su trama mantiene la tensión, y unos diálogos coherentes y fluidos hacen que la ambientación nos arrope y no nos sintamos para nada extraños en una cultura tan ajena como puede resultarnos la del país del sol naciente.

David B. Gil es licenciado en periodismo y ha trabajado en diferentes organizaciones políticas y de carácter social, como miembro del consejo de redacción de la revista Trabajo y diálogo social y del programa Espacio de encuentro (Cadena SER), coordinador de revistas quincenales en Bahía información (Grupo de Publicaciones del Sur) y redactor y maquetador en varios medios de prensa escrita (Correo de AndalucíaDiario AS). También ha escrito artículos de opinión y reportajes para el suplemento cultural de medios locales de PRISA.

Como autor, fue finalista del Premio Fernando Lara del Grupo Planeta en 2012 y ganador del Premio Hislibris de Novela Histórica al «Mejor autor revelación» en 2015, ambos por El guerrero a la sombra del cerezo. Redactor editorial para ECC Ediciones, autor de artículos para las publicaciones de DC Cómics en España y Latinoamérica y muchas actividades más que sería muy largo de enumerar.