En otro artículo anterior comentaba la dualidad que encontramos en la religión escandinava respecto a los dioses principales del panteón, representada por Tyr y Odín. En él hablaba de Tyr. Ahora es el momento de hacerlo de Odín.
Como decía en el artículo sobre mitología germana, Odín, hijo de gigantes,junto con sus hermanos Vili y Ve mata a Ymir, su antepasado. Con su cuerpo dan forma al universo y a las distintas razas que lo pueblan. Pero su importancia no es solo la de ser el artífice de la creación. Muchas veces se intenta analizar la mitología nórdica y sobre todo a Odín asimilándola a la griega y a Zeus, pero es un gran error. No hay nada peor para intentar entenderla, ya que estas dos mitologías, aunque tengan un origen indoeuropeo común, se asientan en dos culturas muy diferentes.
Odín comparte soberanía con Tyr, mientras que Zeus reina solo. Es al cabo de los años, al extenderse por Europa el cristianismo y con él la cultura mediterránea, cuando la mitología escandinava se centraliza en un dios supremo con el resto de las deidades superditadas a él. Pero para ello tenían que pasar más de dos mil años desde sus orígenes, en los que la mitología nórdica pervive autónoma y fuerte en las remotas tierras del norte
Otra diferencia básica y fundamental son sus atribuciones. Así como Zeus es el señor del cielo, de las tormentas y el rayo, Odín tiene unas atribuciones muy superiores, ya que él es a la vez una deidad dual. Por un lado, como Odín se nos presenta una deidad culta, sabia. Es el señor de la magia, de la sabiduría, del conocimiento. Es el chamán supremo que enseña a los hombres. Por otro lado tenemos a Wotan, el furor. Es el dios irracional, la furia de la batalla, el fin que justifica los medios para fortalecer su poder. Es el dios que, armado con su lanza, se inmiscuye en las batallas para matar el mismo a los héroes elegidos para que formen parte de los Einherjer. Adiestrados una vez muertos su función es, durante el Ragnarok, ayudar a los dioses contra las fuerzas que se les oponen. Son los guerreros que, muertos honorablemente en el campo de batalla, son seleccionados por las valkirias para ser llevados al Valhala, la mitad de ellos para luchar bajo el mando de Odín, la otra mitad para luchar bajo las órdenes de Freyja, diosa de la guerra, el “alter ego” femenino del dios.
Pero Odin, considerado el dios supremo, no lo es en realidad. No manda nada, no es el rey. Es el primero de los dioses por su inteligencia y su sabiduría, pero está sujeto a las normas que Tyr se compromete a hacer cumplir, a unas leyes cósmicas de justicia que se basan en el honor y la rectitud, en el camino del guerrero espiritual que busca el fin más justo.
Esta dualidad de Odín, por un lado con Tyr en el mando supremo del panteón, y por otro con Freyja, en cuanto a poder y sabiduría, es una de las claves básicas que tenemos que tener en cuenta para entender la mitología germana y sobre todo el papel de Odín en ella.
Bajo la atribución de Odín, el dios aprende de Freyja la magia seid, proveniente de los vanes. Esta magia basada en la manipulación de los objetos, y el conocimiento de las hierbas, y los rituales, está relacionada con el otro mundo, y es la que permite despertar a los muertos para obtener la sabiduría oculta o averiguar el porvenir. Así mismo, inspirado por la sabiduría que le transmite la diosa de la magia, Odín, para alcanzar el conocimiento, se cuelga del fresno Ygdrasil, sacrificando su vida durante nueve días y nueve noches. Así obtiene los secretos de la magia Galdr, que se alcanza a través de las “palabras de poder” o canciones de poder. Para articularlas crea las runas, la forma de transcribirlas y a la vez, aunando sus conocimientos de ambos tipos de magia, poder discernir el futuro para aconsejar el camino correcto a tomar. Estas palabras de poder, transcritas en las runas, tienen diversas atribuciones tanto de protección como de invocación, pero además conforman el llamado camino del guerrero espiritual.
Respecto a la sabiduría de la experiencia y del pasado, esta se halla en poder de la sagrada cabeza del gigante Mimir, dueño del tiempo, que habita en una de las tres fuentes que nutren las raíces del fresno sagrado. Para conseguirla, Odín ha de pagar un tributo, y es el sacrificio de su ojo, pues cuando pierde una visión al depositarlo en la fuente, gana otra. Es por eso que es conocido como el dios tuerto, aquel que con solo un ojo ve más que el resto con dos. También fue el que trajo en su buche, transformado en águila, la hidromiel sagrada de los enanos que da la inspiración a los poetas y que, al ser depositada en la caldera Odroerir, no se acaba jamás.
Es también bajo este aspecto que Odín se nos muestra como un dios que, en muchas ocasiones, da amparo, cobijo y aliento al dios marrullero por excelencia, a Loki, dios del fuego y que tras el asesinato de su hijo Balder se convierte en su peor enemigo. Pero antes ha sido su compañero de aventuras, embrollos y engaños. Estos son dirigidos muchas veces contra otros dioses, otras contra los humanos, a los que mata para agregarlos a su ejército de héroes y las más de las veces contra gigantes y enanos, para claramente, apropiarse de sus tesoros o sus propiedades. Odín es un transformista, capaz de alterar su forma a su gusto, pero se narra que le gusta viajar y conocer el mundo como un viejo tuerto, con larga túnica y barba gris. Usa un sombrero picudo azul oscuro de ala ancha y un abrigo azul oscuro. Con su lanza Gungir a modo de báculo, actúa en el mundo de los hombres como instigador de conflictos, lo que logra con tan solo arrojarla entre dos personas.
La otra faceta del dios, la más temible, aparece bajo el nombre de Wotan, nombre que significa “furor”. Bajo ella es el señor de los Berseker, los guerreros dominados por la furia de la batalla, a la que acuden desnudos, solo cubiertos con pieles de oso o de lobo. En ella muestran una furia asesina que no se detiene ante nada ni ante nadie, y con la cual son capaces de sentirse invulnerables al dolor y a las heridas. Estos guerreros, salvajes e imprevisibles, son practicantes de la magia galdr y es al utilizar las palabras de poder, las runas, combinadas con un brebaje especial, cuando caen es ese estado de frenesí asesino. Este grupo de adoradores de Odín, son los que en los pueblos germanos orientales, del otro lado del Rin, han dado lugar al mito del hombre lobo, que luego ha degenerado en el que hoy conocemos.
En su aspecto guerrero, comanda sobre su caballo de ocho patas, Sleipnir, la Asgardreid, la cacería salvaje, al frente de sus guerreros muertos, manifestándose en la noche por un gran ruido de cascos y relinchos. En ella participa acompañado por su esposa Frigg y sus dos lobos Geri y Freki. Y pobre de aquel incauto que se la tropieza, pues se ve incorporado a ella para nunca más regresar al mundo de los vivos
Odín está casado con 3 mujeres. Cada una de ellas simboliza una parte de la tierra:
- · Frigg, la reina de los Ases, diosa del hogar, la fertilidad y el amor. Conoce el futuro de todos los seres, pero no lo cuenta a nadie. Simbolizaba la tierra cultivada. Con ella tuvo tres hijos:
o Báldr, (también llamado Balder o Baldur) el resplandeciente, muerto por las arteras insidias de Loki,
o Hodr, el enigmático dios ciego que sin pretenderlo mata a su hermano Báldr
o Hermodr, el ardiente en el combate, que tras la muerte de su hermano Báldr monta a Sleipnir y desciende a los infiernos para rogar a la diosa Hela que lo libere
- · Jörd, la Vanir, que fue esposa y hermana de Njord, y con él, madre de los gemelos sagrados Freyr y Freyja. Esta diosa simbolizaba la tierra primigenia y salvaje, virgen de la huella humana. Con ella tuvo dos hijos:
o Thor, dios del trueno y la fuerza bruta
o Meili, dios desconocido del que lo único que se sabe es que existe.
- · Ring, la giganta de la escarcha. Simbolizaba a la tierra invernal y helada. Con ella tuvo a Vali, llamado a vengar la muerte de su hermano Baldr. Es el dios de los arqueros, señor de la luz eterna, llamado también Liosberi, el portador de la luz.
Odín, además de su caballo de ocho patas Sleipnir, y de sus dos lobos, va siempre acompañado de dos cuervos, Hugin y Munin, Pensamiento y Memoria, que ven todo lo que sucede y se lo transmiten para que lo conozca. Odín posee numerosos objetos mágicos “requisados” a los enanos o fabricados expresamente para él por ellos. Entre ellos está la lanza Gungir, que nunca falla en el blanco y con la que desencadena guerras y conflictos, y el anillo mágico Draupnir, que cada nueve noches produce otros nueve anillos iguales a él, salvo en la capacidad de reproducirse.
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