Konstantin kavafis |
Konstatin
Kavafis es un gran desconocido. Creo que poca gente lo conocerá hoy día. Su
género es el más desprestigiado en los tiempos que corremos, sobre todo si no va
acompañado de música, ya que Kavafis es un poeta. Y además no es un poeta al
uso, brillante, celebrado y carismático, cuyos versos se cantan, se recitan y
van de boca en boca. No. Solo un poema, aquel del que vengo a hablaros en estas
páginas, ha trascendido un poco más allá de su pequeño círculo. Kavafis es un
poeta de muchos lugares y ninguno, de muchas épocas, de muchas lenguas. Por eso,
quizás, porque ningún país lo ha hecho suyo o, realmente, él no hizo suyo a
ningún país; porque, si hizo suya una lengua, esta fue minoritaria
y dialectal, es por lo que ningún idioma lo reclama como heraldo y paradigma de su poesía.
Alejandría 1900, con la calle donde vivió el poeta |
Konstantin
Kavafis nació en Alejandría, Egipto
en 1863. Hijo de una familia de comerciantes griegos de Constantinopla, con
amplios negocios en Inglaterra, donde se
trasladó la familia al morir el padre en 1872 y donde se educó hasta
1878. Esto marcó su formación, haciéndole hablar fluidamente el griego, inglés,
francés, italiano, y por supuesto árabe, ya que en esa fecha regresa a la
ciudad que le vio nacer, donde residiría la mayor parte de su vida, y moriría,
a los 70 años.
Morgan foster |
En 1892 se traslada a Constantinopla, donde
empieza a escribir sus primeros poemas, lo que continua haciendo cuando regresa
a Alejandría, lugar en el que se establece definitivamente y que solo abandona
para viajar en contadas ocasiones a ciudades europeas. Su vida fue, en los años
convulsos del cambio de siglo, la de un humilde funcionario del ministerio
egipcio de Obras Públicas, discreto homosexual reconocido, hombre muy culto y
refinado. Gran conversador, de mentalidad muy abierta, cultivó grandes
amistades con famosos literatos de su época sobre todo de habla inglesa, como
Morgan Foster.
Lawrence Durrell |
Aunque empezó muy joven a escribir sus poemas,
estos no se publicaron hasta después de su muerte, y eso gracias a escritores
ingleses que difundieron su obra como Lawrence Durrell, el célebre autor de El cuarteto de Alejandría, en cuyas
páginas está presente de continuo el poeta; o Tomas S. Elliot, que con su
traducción, en 1930, de su poema Ithaka,
lo populariza en Inglaterra, y es entonces cuando comienza a ser estudiado.
Kavafis, aparte de un poeta del amor
homosexual, es un gran poeta épico. Quizá sea este el motivo que le hizo tan
poco popular en su época, a la par que es quizá lo que le hace único, junto a
las características de su poesía. A su escaso abuso de figuras retóricas y su vivo sentido de la historia se le une
cierto cinismo político y la absoluta perfección estética de sus poemas. En
ellos se aúnan el elemento histórico y mitológico con la dignidad humana y el
dramatismo de las situaciones, como podemos encontrarlo en Caballos de Aquiles, Termópilas, o Esperando a los bárbaros.
El estilo de Kavafis es en general pulcro y
sobrio, careciendo casi de imágenes. Intenta expresar hasta lo más profundo de
manera clara, pretendiendo fijar una realidad. En ese sentido se le puede
considerar un poeta clásico dentro de la literatura griega moderna, ya que sus
versos se preocupan más de su parte prosaica que de su forma, conforme a su
realismo. La métrica es deliberadamente descuidada: número desigual de sílabas,
rimas sólo irónicas o versos cortados. Todo esto no impide que trabaje hasta el
último detalle estético del poema.
Vamos ahora a analizar aquello que nos ha traído
hasta aquí:
ITAKA
Es un poema épico que nos habla del retorno de
los héroes a su hogar, tras la caída de Troya. La guerra ha durado 10 años, y
cargados del botín los héroes regresan a sus lugares de origen, a sus familias.
En concreto narra el viaje de Odisseo, y su regreso a la bella isla de Itaca,
hoy llamada Korfú, donde era rey.
En estos versos iniciales comienza recogiendo
lo que va a ser la idea del poema: el largo recorrido en el que Odiseo va a
sufrir muchos percances, va a correr muchas aventuras y a conocer el,
entonces, amplio mundo del mar
mediterráneo y las costas que lo rodean.
Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
Has de pedir que tu camino sea
largo
Lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
Pero en este poema, como en casi toda su obra,
Kavafis no solo nos narra el retorno, sino que extrapola la simple aventura
hacia un viaje más intimista, a un viaje interior que desarrolle el crecimiento
personal.
Es en
los siguientes versos donde, al hacer referencia a los monstruos que van
impidiéndole el retorno, que van mermando sus fuerzas y el número de sus
compañeros, y donde muestra la furia del dios oscuro, de aquel que hace temblar
la tierra, donde nos enseña el espíritu de La
Odisea: aquel capaz de alzarse con la victoria más importante, la que se
produce tras la lucha con uno mismo, venciendo a las tentaciones y a los
deseos.
Odiseo resiste y no mata las vacas del sol,
por eso regresa, mientras sus compañeros, que no son tan escrupulosos como
él, mueren en el viaje. Son esos mismos
compañeros quienes no resisten la tentación y abren el saco de los vientos de
Eolo, por lo que, a la vista de Itaca, naufragan y perecen
Óscar Pérez |
A lestrigones, cíclopes
Y al airado Poseidón nunca temas,
No hallarás tales seres en tu camino
Mientras mantengas tu
pensamiento elevado,
Y limpia la emoción de tu espíritu y tu cuerpo
A lestrigones, ni a cíclopes
Ni al fiero Poseidón hallarás
nunca,
Si no los llevas dentro de tu
alma,
Si no es tu alma quien ante ti
los pone.
Es aquí donde el poeta nos muestra la
importancia de ese alma limpia para luchar contra las vicisitudes del camino,
donde nos indica que es en el espíritu fuerte del que lucha contra si mismo y
se vence donde radica el verdadero héroe. Aquí nos está definiendo como debe
ser el héroe, capaz de enfrentarse y vencer
a los monstruos, esos monstruos que todos llevamos dentro.
En las siguientes estrofas, incide de nuevo en
la idea del viaje de aventuras como medio de aprendizaje donde el héroe va
adquiriendo conocimientos de gentes y lugares, va abriendo su mente y
fortaleciendo su espíritu, pues como toda historia épica, sea en prosa o en
verso, todo viaje de aventuras es a la vez un viaje exterior que propicia un
viaje interior hacia la maduración personal y el crecimiento de aquel que
recorre el camino.
Frazzeta |
Has de rogar que tu camino sea
largo.
Que sean muchas las mañanas de
verano
Que con placer, con alegría
Arribes a muchos puertos nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia,
Y adquiere hermosas mercancía:
Madreperla y coral, ámbar y ébano,
Sensuales perfumes, delicados y diversos
Y visita muchas ciudades de Egipto
Y con avidez aprender de sus sabios
En los versos finales del poema, Kavafis
insiste en la idea de Itaca como meta,
como fin último del viaje, pero sin perder de vista la importancia del
recorrido, del desarrollo de ese viaje
que va a permitir la adquisición de grandes riquezas, sobretodo
espirituales, de conocimientos y de
maduración.
Ten siempre en la memoria la idea de Itaca
Llegar a ella es tu destino.
Más no apresures la travesía,
Es preferible que dure muchos
años
Que seas viejo cuando fondees en la isla,
Rico con todo lo que habrás aprendido
en el camino
Sin esperar que Ítaca te otorgue más riquezas.
Para él, la meta final, el retorno al hogar,
es sobre todo el pretexto para el desarrollo de la aventura; nos hace
reflexionar en la importancia de una fase vital del poema y que muchas veces se pasa por
encima cuando se estudia la Odisea, y
es toda la situación tras el regreso. Porque Odiseo se encuentra una Itaca
convulsa, empobrecida, con su hijo amenazado de muerte, su mujer acosada, su
palacio invadido convertido en una taberna y su hacienda devastada.
Ítaca te donó un maravilloso
viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino
Y ahora nada tiene para ofrecerte.
Si la encuentras pobre, no es que Ítaca te haya engañado.
Rico en experiencias y sabio como has vuelto
Comprendes ya lo qué significan las Itacas.
De eso se trata, de que comprendamos que el
resultado final del viaje, al igual que cualquier libro o cualquier historia,
no importa. Es lo que nos cuenta, lo que transcurre a lo largo de sus páginas o
sus estrofas, y como está contado, lo que nos va a enriquecer. El final es un
pretexto. Las Itacas, las metas, son aquello por lo que emprendemos el viaje,
pero lo realmente importante es nuestro viaje en si, la maduración interior, el
devenir del personaje de ser normal en héroe adulto. Es ese camino del guerrero
hacia su culminación lo que realmente importa.
BIBLIOGRAFIA:
§
Poesías
completas. Konstantino Kavafis.
Ed: Hiperión
§
65 Poemas
recuperados. Konstantino
Kavafis. Ed: Hiperión
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