Hace algún tiempo subí a
otro foro en el que participo de vez en cuando esta entrada, contando mis
orígenes como lectora. Hoy lo traigo aquí porque en breve, a raíz de un hilo creado
en el foro Hislibris sobre novelas de aventuras, voy a subir otras entradas que
hacen referencia a esta y no quería que no figurase en mi propio blog. Es una
serie de comentarios sobre las novelas que me iniciaron en esta pasión cuando
hace ya cuarenta años empecé a leer novelas. Aquí la tenéis, la primera de mis
particulares batallitas:
Soy lectora
Es lo que mejor se hacer y
lo que llevo haciendo desde hace 40 años. Me inicié en esta pasión como tantos
otros, en la infancia y por un libro que te impacta de tal forma que necesitas
más, siempre más para volver a sentir esa sensación tan especial que se siente
cuando, a través de la palabra escrita, nos vemos transportados a otros
universos.
Un día del verano
siguiente, que pasábamos en el pueblo como todos los años, mi hermana y yo,
aburridas, empezamos a caminar sin rumbo por la única calle que lo formaba. Le
pedí que me contara una historia, como era habitual, pero en este caso quería
una novela de las que ella leía, no un cuento para niños, una como la de la
tele que tanto me había impactado. Y ella empezó a contarme la última que había
leído, una de piratas: El capitán Blood,
de Rafael Sabatini.
Conforme iba desgranando
su historia, llevadas de forma mecánica por nuestros pies, salimos del pueblo
al rebasar la última casa, y seguimos caminando por la carretera, recién
asfaltada por primera vez. Tuvimos suerte de que a seis kilómetros del pueblo
nos encontrara el único coche que pasó por allí en varios días. Tan embebidas
íbamos en nuestras aventuras, que las horas se habían convertido en minutos, y
los kilómetros en metros.
Fue un auténtico flechazo.
En cuanto volvimos del veraneo, le pedí que me dejara el libro. Yo quería leer
esa novela. Sentía que un mundo nuevo de aventuras, como las que veía en las
películas que ponían en la tele los sábados por la tarde y que me fascinaban
por completo, estaba esperándome. Los cuentos infantiles no satisfacían esa
curiosidad que había despertado en mí la serie de televisión y que mi hermana, al
hablarme de sus lecturas, había avivado. Me costó varios meses, hasta
navidades, lo recuerdo bien. Pero fueron intensos, vividos con deleite cada
segundo que pasaba con la nariz pegada a las páginas y la espalda doblada sobre
la mesa.
Tengo ahora mismo el
libraco ante mí, aunque muy deteriorado por el tiempo y las muchas vicisitudes
sufridas. Aún recuerdo con emoción la sensación de sumergirme por primera vez
en sus páginas. Me pareció enorme, pero pensé, (y fue la primera vez, pero no
la última) que a mayor volumen, más horas de distracción. Es el segundo de los
dos volúmenes que componen las Obras
selectas de la literatura juvenil, y la verdad, jamás vi un título mejor
puesto. En cada tomo, de kilo y medio de peso, encuadernado en tapa dura, muy
dura, forrado de tela roja impresa en negro con letras doradas, hay seis
maravillosas novelas. En este volumen, en concreto, tenemos El mundo perdido, Hasta el último hombre, El lobo de mar, El honor del desierto blanco y Beau
geste, acompañando a la que os presento.
Todas ellas fascinantes,
pero para mí, la primera fue y será siempre El
capitán Blood.
Esta novela, publicada en
1922, narra las aventuras de Peter Blood, médico inglés que, falsamente acusado
de traición, es vendido como esclavo en las islas Barbados. Comprado por el
brutal propietario de una plantación, consigue huir de ella a bordo de un barco
español que, junto a compañeros de esclavitud, captura durante una incursión a
la isla. Considerados proscritos tanto en el Caribe como en Inglaterra, solo
tienen como salida la piratería, y a ella se dedican casi en contra de su
voluntad.
Maravillosamente
ambientada y documentada, es, a mi entender, la mejor novela de piratas que se
ha escrito jamás. Con un estilo culto y elaborado, a veces poético, y a la vez
directo y ágil, nos traslada sin casi darnos cuenta al caribe del siglo XVII. Las
batallas navales están narradas con una elegancia y una maestría visual que nos
hace ser capaces de recrearlas en nuestra imaginación como si las estuviéramos
viviendo Con increíble soltura nos presenta unos personajes vívidos y creíbles,
naturales, sencillos y muy reales. Incide, pese a ser una novela de aventuras o
quizá por ello mismo, en la forma en que el protagonista asume su situación, y
la forma en que intenta mantenerse lo más limpio posible en un mundo sucio y
degradado como es el de la piratería. Este personaje, que le da nombre a la
novela, destaca con fuerza inusitada tanto por su personalidad como por su
evolución. Lleno de matices, de honestidad y de inteligencia, nos brinda citas
impactantes y frases magistrales que nos van sorprendiendo en cada rincón de
sus páginas. Y su humor, ácido y mordaz, da lugar a diálogos inteligentes,
verdaderos duelos verbales que domina con maestría.
Es novela de lectura
agradable, de innegable calidad literaria, es perfecta para leer en cualquier
momento y lugar en el que se quiera disfrutar de una aventura que nos traslade
a un mundo de emociones y aventuras. Yo, sin duda alguna, la recomiendo para
todos los públicos y edades. Solo hace falta tener ganas de leer y querer pasar un buen rato.
Por cierto, la película, protagonizada por Errol Flint y Olivia de Havillan, no se la recomiendo a nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario