domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Dragones en la Ciencia ficción? Los Dragoneros de Pern

Hoy voy a presentaros a una de las grandes damas de la literatura fantástica, pero fantástica en todas sus acepciones, con mayúsculas. Anne MacCaffrey fue una gran escritora que supo conjugar épica y ciencia ficción con tan gran habilidad que hoy, 42 años después de ser la primera mujer en conseguir un premio Hugo, cada una de las corrientes de este género literario se la disputa.

Anne Inez McCaffrey es, junto con Úrsula K Le Guin, y Marion Zimmer Bradley, uno de los nombres femeninos más importantes de la ciencia ficción anglosajona del siglo XX. De padres irlandeses, nació en Cambridge, Massachusetts, el 1 de abril de 1926, donde se graduó cum laude en Lenguas y Literatura Eslavas en 1947. Irlandesa de origen (en un 99%), decía de sí misma: “nací en los comienzos de un mes de abril. Desde entonces hasta que escribí mi primera novela en las clases de latín, no hice nada de particular”.

Escritora principalmente del género de Ciencia Ficción, conjuga este género con la literatura épica, estando muchas veces sus obras catalogadas de literatura juvenil aunque realmente son aptas para todos aquellos que quieran disfrutar de muy buenas historias muy bien escritas. Esto lo atestigua la gran cantidad de premios cosechados a lo largo de sus 50 años de trabajo, desde que publicó por primera vez La nave que cantó, en 1961, una colección de relatos cortos. 
Hasta 1967 no publicó Reconstituida, novela de ciencia ficción, que fue seguida en 1968 por El vuelo del dragón, la novela con la que comienza la saga de Pern, y por la que obtuvo el Premio Hugo, siendo la primera mujer en obtener tal galardón. En 1971 se publicó la segunda novela, La búsqueda del dragón y en 1978 la tercera, El dragón blanco, con la que obtuvo el premio Ditmar. 
Escribió gran cantidad de relatos y novelas, sola o en compañía de otras grandes escritoras. Hoy quiero comentar la saga que le hizo famosa y por la que recibió el apodo de “Señora de los Dragones” y con la que ganó premios y fama mundial. Desgraciadamente nos dejó hace unos días, el 21 de noviembre pasado. Sirva este pequeño artículo como homenaje a una gran escritora.
LOS DRAGONEROS DE PERN
Ciruelo Cabral 
En la primera novela que escribió de esta saga, El vuelo del dragón, nos encontramos en un mundo imaginario, en una sociedad medieval, en la que durante milenios los magníficos dragones de Pern han luchado fieramente al servicio de la humanidad. Los hombres que los cabalgan constituyen, en el sentido más exacto del término, una raza aparte, cuyos especiales poderes telepáticos, que convierten a jinete y montura en una sola entidad, les permitía combatir a las terribles hebras que periódicamente llovían con mansa ominosidad sobre el planeta.

jueves, 3 de noviembre de 2011

El señor de Lordemanos, de Miguel Ángel Badal Salvador

Datos técnicos:
Título original: EL SEÑOR DE LORDEMANOS
Nº de páginas: 294
Autor: Miguel Ángel Badal
Editorial: De librus tremens
ISBN: 978-84-15074-20-5

Sinopsis del argumento: Año 1050. El territorio de Galicia se agita convulso ante la implacable amenaza que se cierne desde las aguas del norte, anunciando el albor del final de los tiempos. Sentado frente al pupitre en el que trabaja, el obispo Cresconio se debate entre turbadores pensamientos, aterrorizado ante la idea de que los paganos lordemanos puedan saquear toda su diócesis y profanar el santuario sagrado del apóstol Santiago. Condenado por Roma, sobre su cabeza pesa la idea de morir excomulgado y padecer eternamente los horrores del infierno; pero entre sus pensamientos se deslizan las evocaciones de otra época, un tiempo en el que la tierra carecía de rey y en el que él mismo hubo de empuñar la espada.

Hace un mes, como ya os conté en una entrada anterior, fui a Bibliocafé, lugar emblemático de Valencia donde los haya, a una presentación del libro que vengo a comentar. Hacía tiempo que tenía un poco abandonada la novela histórica, pues, tras un atracón de romanos, legiones, centuriones y demás acompañantes, había estado un tanto saturada y  había decidido tomarme un periodo de descanso. Pero como ya empezaba a echarla de menos, me dejé convencer por los dos escritores, presentador y presentado, y me hice con el libro. La verdad es que me apetecía, después de un largo paréntesis, volver al medievo en todas sus vertientes, historia, literatura, cine, música... Siempre voy por épocas.

Nada más salir, casi antes de llegar a casa, empecé a leerlo. Pero hube de dejarlo unos días aparcado por motivos de trabajo acumulado. Cuando ya llegó el fin de semana y me encontré más libre me sumergí totalmente en su lectura. Han sido tres días arduos, ya que no es una novela para lectores poco experimentados, pero ha valido la pena, y aunque tiene, como la mayoría de las obras, luces y sombras, creo que las primeras son mucho más que las segundas.

Esta novela histórica, exquisitamente documentada y perfectamente escrita consigue, desde los primeros párrafos, sumergirnos totalmente en la Galicia medieval. No es una novela de fácil lectura, pues la ambientación, así como el léxico la hacen un poco costosa para quien no esté acostumbrado a modismos y vocabularios un tanto arcaicos, pero la fluidez del estilo del autor compensa esa dificultad. Para allanarnos aún más el camino, al final del libro hay unos apéndices que nos facilitan mucho la comprensión tanto del momento histórico como del vocabulario utilizado.

El personaje central, el eje en torno al cual gira toda la obra es el obispo Cresconio que nos va narrando en primera persona los sucesos que recuerda mientras escribe la crónica de lo acaecido. Este personaje, bien descrito, y bien retratado, aunque un poco esquemático, deja muy atrás en cuanto a personalidad al resto de los habitantes de aquellas tierras. Incluso el señor de Lordemanos, aquel que da nombre a la novela, se queda plano, casi anecdótico, en comparación. La forma de tratar a los personajes es uno de los puntos más débiles de la obra, ya que, el hecho de darles poco relieve, junto con la narración que alterna la primera persona cuando escribe lo que recuerda el monje, y en tercera persona cuando se narra la trama, nos recuerda más a una crónica que a una novela en sí. Esto, que para aquel que va buscando una novela de acción puede ser un defecto o un lastre, para aquel que disfruta con una buena recreación de un ambiente medieval y de la novelización de un hecho histórico es un punto a su favor.

En torno a este personaje se envuelve una trama que sirve para mostrarnos el tema principal de la novela: que la presencia de lordemanos, de los pueblos del norte en las costas cantábricas era mucho más frecuente de lo que la gente piensa. Pero entorno a esa presencia se teje con maestría un ambiente de miedo, casi de terror, de la gente que vivía en esas tierras, personificada por su obispo. Era miedo a los ataques de los lordemanos, y miedo a las incursiones de los sarracenos, miedo a las guerras intestinas de los barones en una tierra que al carecer de rey, carece de gobierno y de ley. Y además, es miedo al propagado fin del mundo, miedo al fin del milenio anunciado en las escrituras, que se palpa con todas las calamidades que acechan a la gente llana que sobrevive como puede. Y por parte del  obispo es miedo a morir en un momento en el que el amor por su tierra y su honestidad lo han llevado a la excomunión.

Ese ambiente amedrentado, oscuro y terrible es lo que Miguel Ángel sabe transmitirnos con fuerza, sabe hacer que nos sintamos transportados cuando nos acostumbramos al lenguaje y nos metemos en la piel del bueno del obispo. Esto lo consigue gracias a lo que para muchos será el mayor impedimento para disfrutar de esta novela: el lenguaje que utiliza. Este es arcaico sin resultar ininteligible, repleto de modismos y expresiones en desuso, pero que por el contexto se entiende en su mayor parte. En manos de alguien que lo utilizara con menos brillantez y acierto podría ser un punto muy negativo, pero en este caso solo hace que aumentar el valor literario de esta obra.

Otro punto que no acaba de convencerme, sin ser ningún defecto serio ni ningún impedimento para disfrutar de este libro, es el hecho de que, cuando el narrador cuenta la trama «actual» se retrotrae en demasía a los usos y modismos que está utilizando cuando la historia es narrada por el obispo Cresconio, habiendo muy poca diferenciación lingüística entre personaje y narrador, Creo que aquí, diferenciar un poco más el lenguaje, dejando el del obispo con todos sus modismos y arcaísmos y modernizar el del narrador, habría sido darle un punto más de agilidad a la lectura de la novela. A pesar de ello, la narración mantiene su coherencia y los diálogos quedan perfectamente encajados, sin resultar forzados, pero dando poco relieve a los personajes. Es esta una obra en la que las descripciones, controladas en su justa medida, la ambientación tan cuidada, y la documentación tan exhaustiva, priman en contra de una agilidad narrativa de la que adolece.

A pesar de eso, la novela se estructura perfectamente en torno a la vida del monje y a la crónica que está redactando, pero creo que deja un poco de lado el que en principio debería ser el eje central y es el señorío vikingo de Lordemanos, aunque mantiene la tensión de una forma constante y adecuada

Indicada sobre todo para un lector experimentado, que busca encontrarse con la historia a través de la literatura y que ya sabe a lo que va, puede ser considerado un libro un poco arduo por el lector medio que busca una novela de aventuras ambientada en el medievo.

Factores positivos que destacan: Su exquisita documentación y ambientación, y un gran dominio del lenguaje que hace que en cuanto se coja el ritmo se disfrute un montón de una prosa elegante y muy cuidada.
Factores negativos que destacan: la superficialidad de los personajes, que en su mayoría son meros comparsas siendo el obispo el único que destaca un poco más pero no lo suficiente para hacer que el lector sienta empatía con él.

En conclusión, es una novela histórica muy recomendable para los habituales del género, que nos muestra, con una prosa cuidada y muy bien escrita, (cosa muy de agradecer) una época poco explorada y rica en acontecimientos y en vivencias dignas de ser narradas. Yo he disfrutado mucho con ella, y pienso estar muy pendiente de las próximas obras de este autor novel.