En la entrada anterior narraba “a groso modo” la creación del universo que hicieron Odín y sus hermanos a partir del cuerpo desmembrado de Ymir, el gigante. Hoy voy a empezar a contar con más detalle cómo se llevó a cabo cada uno de esos hechos, así como las aventuras y desventuras de esos seres fascinantes que según los pueblos del norte, vivan en el fresno Ygdrasil. Hoy, como podeis ver en el título vamos a empezar por la historia de los principales astros, el sol o Sol, la bella diosa, y
su hermano Mani, personificación de la blanca luna.
Para ello debemos viajar al Muspelheim, el país de los gigantes de fuego, el más elevado de los nueve reinos del fresno Ygdrassil. Su rey, Surt el negro, desposó a Sinmora, llamada “la pálida pesadilla”, la guardiana de la espada mágica Laevatein que el dios Freyr dejó en prenda por Gerd, su esposa. De ellos nació Glaur, la brillante, la gigante más hermosa que poblaba el ardiente territorio. Pero esta joven traicionó a su raza al huir del país del fuego al Midgard, la tierra media, para desposar por amor a Mundilfari, un hombre común. De su unión nacieron dos niños, a cual más hermoso. Sól, la niña, brillaba con sus largos cabellos de oro, mientras que Mani, el
pálido, lo hacía con sus cabellos de plata.
Enfurecido el rey gigante por una unión que consideraba impropia de su bella hija, ordenó que dos lobos, Skoll y Hati, persiguieran y mataran a los niños. Estos lobos, de la raza de los gigantes en cuanto a que eran hijos de Loki, el dios del fuego, y Angrboda, la giganta cruel, la “anunciadora de penas”, nacieron en la misma camada de Fenrir, el lobo que arrancó la mano de Tyr y que, según la profecía de la vidente, la Voluspá, matará a Odín en el Ragnarok.
Pero Odín, cautivado por la belleza de los niños, evitó que los lobos los atrapasen y para salvar sus vidas y facilitar su huida los colocó en la bóveda celeste. A Sól, la niña, que había heredado de su abuelo el calor del reino del fuego, le dio un carro de oro tirado por dos caballos blancos, Arvaid y Alsvid (Madrugador y Muy veloz), cuyas crines desprenden la luz que ilumina el mundo, y que fueron creados por Odín con las chispas ardientes que se desprendían del Muspelheim. Debajo del carro, un escudo de bronce protege a la tierra del calor que la joven desprende, evitando así que los bosques ardan y las cosechas se agosten. Así fue convertida en diosa, la más brillante, la resplandeciente, la que recorría la bóveda craneal del gigante Ymir, iluminando la creación.
A Mani, el niño le dio un carro de plata, con la misión de contar los días y los años, marcar las estaciones y organizar las mareas. Y así el joven, con su carro resplandeciente, debía recorrer los cielos precediendo a su hermana e iluminando la noche.
Son muchos los nombres que se le da a Mani, pues es llamado "Luna" por los hombres, "Llama" por los dioses en Asgaard, "La Rueda" en Hel, "El Apresurado" por los jotun, "El Brillante" por los enanos y "El Contador de Años" por los elfos.
La diosa Sól es llamada también con muchos nombres: “Sol” por la humanidad, “Luz” por los dioses, “La embaucadora de Dvalinn" por los enanos, "Siempre-brillante" por los gigantes, "La rueda preciosa" Afrodul, por los Elfos, y "Todobrillante" por los hijos de los Æsir".
Es uno de los pocos dioses representados en el alfabeto rúnico bajo el nombre protonórdico de “Sowelu” o “Sigel” ᛊ, y equivale a la letra S. Es una runa de gran poder que representaba la totalidad, la entereza, todo lo que está completo, la fuerza de la vida, la energía del sol, que debe bañar todo lo que está oculto para que sea visible y germine.
Y se dice en las Eddas, que cuando hay un eclipse es porque el astro afectado está a punto de ser engullido por el lobo que lo persigue. Y si el eclipse declina es porque ha huido del asesino. Y así se narra en el poema de “La Voluspá” (la canción de la adivina), donde se cuenta el Ragnarok. En él se dice que el ocaso de los dioses comenzará cuando Skoll atrape a Sól y la devore. La ausencia del astro provocará un invierno que durará tres años. Durante ese periodo, la nieve será perpetua, y el frío matará a las criaturas. Una gran época de penuria y hambruna asolará la tierra, pues no habrá cosechas, al no haber un sol que germine la simiente y el hielo lo cubrirá todo. Después, cuando Hati atrape finalmente a Mani y lo mate, La ausencia de la luna provocará grandes mareas y terremotos que harán que las cadenas que sujetan a Loki y a Fenrir se suelten y los gigantes ataquen el Asgaard, cruzando el Bífrost. Pero después del Ragnarok, cuando las aguas se retiren y vuelvan los dioses supervivientes a reunirse en el Asgaard, y la pareja de humanos que se ha refugiado en el bosque sagrado vuelva para poblar la tierra, la luz no habrá desaparecido. Será Sigel, la hija de la diosa y su consorte Genr, quien tomará las riendas del carro del sol en lugar de su madre y un nuevo día iluminará la tierra que emerja del Ragnarok.
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