Este libro, publicado por la editorial Saco de Huesos, es una antología de ocho cuentos del llamado género “fosco” y uno de ciencia ficción. Los relatos, dentro de este género que funciona a caballo entre la fantasía y el terror, los podemos clasificar a su vez en diversos subgéneros: costumbrista, romántico, policíaco, fantástico o simplemente terror. Todos tienen en común el protagonismo del monstruo, a veces interno a veces externo, salvo el último, que es un relato de Ci-Fi que no cumple esta premisa.
Esta antología de cuentos me ha llamado mucho la atención. No suelo leer relatos, no es un género que me guste en exceso, siempre lo digo. Suelen saberme a poco. Y Tampoco suele gustarme el género de terror, en ninguna de sus vertientes (novela, relato, cine…) porque suele darme muy poco miedo y por lo general me aburre mucho. Pero esta antología ha conseguido inquietarme realmente. Cada uno de esos relatos ha sabido tocar alguna parte de mi interior y, bien por una cosa, bien por la otra, ha sabido conectar conmigo de una forma que no es nada habitual y a la que no estoy nada acostumbrada. No es la temática en sí, en realidad nueve temáticas sobre monstruos diferentes; es, sobre todo, la forma de abordarlas y la forma de narrarlas lo que ha llegado a conseguir que, después de la lectura de cada relato, tuviera que parar para asimilarlo. Eso puede parecer normal en otros lectores. Quien me conozca sabe que si hago eso es porque algo diferente pasa con ese libro.
Uno de los factores que hacen que esto pase es que Nacho sabe crear a los personajes con cuatro palabras. Y alguno de ellos de tal manera que le pones nombre, apellidos y hasta foto. Esto es algo que para mí es muy importante, casi básico en cualquier tipo de narración; si no me creo a los personajes me da igual lo maravillosa que sea la historia, lo bien urdida que esté la trama o la sublime exquisitez de la prosa; si los personajes no me parecen reales no conecto y no me gusta. Creo que esto es uno de los puntos más fuertes que tiene este escritor, que deja de contarnos una historia para contarnos la historia de fulanito, de menganito, y están ahí, los ves, y los sientes. Hasta los personajes de los relatos que escribe uno de los personajes de un relato te parecen reales. Y con eso juega, y muy bien, por cierto.
Otro de los factores es, por supuesto el tema tratado en los relatos. Como el nombre de la antología indica, es el monstruo que todos llevamos dentro, y que no siempre es el que parece ser. Y a veces lo es, también. Nacho sabe jugar muy bien al despiste, por lo que en todos los relatos acaba sorprendiéndonos. En unos porque nada es lo que parece, y en otros porque al ser tan predecible la historia, te sorprende que ese final sea el que toca, el que es lógico, el que todos damos por supuesto y estamos esperando que sea cualquiera menos ese. Pero siempre está ahí presente el Monstruo. Ese monstruo que cualquier persona puede llevar en su interior, a veces solo peligroso para sí mismo, en forma de una fobia, una enfermedad; a veces peligroso para toda la sociedad; a veces tierno, otras salvaje, despiadado, pero nunca, nunca, neutro.
Quizá el factor determinante en la buena impresión que me ha causado este libro sea su forma de escribir: me gusta. Sabe transmitir las ideas con mucha claridad, no resulta difícil seguirlo. Todo lo contrario, te introduce rápidamente en la historia de forma absorbente y te arrastra de tal forma, que lo que menos percibes es el estilo, pero eso solo se consigue cuando una obra, como lo está esta, está bien escrita. Las descripciones son parcas y precisas, al igual que los diálogos. Con cuatro palabras es capaz de introducirnos en cada uno de los relatos de un plumazo, en transportarnos a cada una de las historias y sumergirnos por completo en ellas. Ésta creo que es su principal virtud. La historia puede o no puede gustarte, pero la vives. Cada uno de los diálogos encaja a la perfección en los personajes. No hay muchos, porque los relatos son cortos, pero son indiscutiblemente uno de sus puntos fuertes. Respecto a la ambientación, con cuatro palabras te sitúas perfectamente en el lugar donde están ocurriendo los hechos. Te sientes introducido en el ambiente con gran rapidez. Respecto a la estructura, cada uno de ellos tiene la suya propia, que difiere mucho de unos a otros, adaptándose en todo momento a la historia y al clima que el autor quiere darle. Todos los relatos son coherentes en sí mismos y en la antología salvo el último, el de Ciencia Ficción, que queda un poco descolgado de la uniformidad de la antología, tanto por la historia, como por el clímax o el estilo narrativo. Mientras en los ocho primeros hace gala de una buena habilidad narrativa, en el último se dispersa y se ralentiza, en unos momentos, para acelerarse y atropellarse en otros, quedando puntos narrativos poco definidos. Los protagonistas se nos desdibujan, haciéndose más planos que en el resto de los relatos, y la historia en si conforma un todo poco creíble que a mí, por lo menos, me ha dejado fría.
La portada no me acaba de gustar. La idea sí, la idea de una figura humana actual con cabeza monstruosa, en una reminiscencia del minotauro si me gusta, pero el desarrollo de la ilustración, no. Me parece que queda un poco frío, sin resultar atractivo en sí, aunque refleje la idea que se pretende transmitir con los relatos.
En resumen, es un libro que recomendaría a los amantes del género, y a los que no lo son, tanto por sus historias muy interesantes como, por la prosa cuidada y ágil. Es un libro que me ha dejado muy buen sabor de boca, y con ganas de mas, de mucho más.
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